Deja enfriar la masa un poco e insertarla en una bolsa repostera. Puedes improvisar una con una bolsa de plástico a la que recortas una esquina.
Calienta el aceite a fuego fuerte.
Cuando esté listo el aceite forma tiras de unas 4 pulgadas (10 cm) y ponlas en el aceite hasta que estén doradas.
Sácalas y ponlas sobre papel absorbente y espolvoréalos con azúcar.