Las manzanas o los tejocotes se lavan muy bien, no se pelan y se insertan en palitos de madera (los tejocotes en palillos grandes).
La fruta deberá estar totalmente seca.
Se revuelca cada pieza en la miel a que se bañe homogéneamente y se coloca de tal manera que se puede secar.
Se pone en una jícama, o en una papa o bien sobre la mesa con el palo hacia arriba.
Según la calidad de la miel se les darán varios baños, pueden ser dos o tres y se comen hasta que estén completamente secas.
El dulce deberá quedar quebradizo y no correoso y la fruta debe estar muy fresca, en especial las manzanas.